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Mostrando entradas de agosto, 2016

1000 entradas/posts

Caminando - Estado de México Han pasado 6 años desde que me decidí a no eliminar este blog y esta es la entrada (post) número 1000 ^^ Cuando lo inicié no tenía idea alguna sobre lo que compartiría, finalmente terminé agregando cosas que han llamado mi atención y me han gustado. Cada entrada es un recuerdo porque han sido las emociones del momento las que me han impulsado a postear. Es un gran logro que el blog durara más de un mes, que es lo que tenía planeado conservarlo. Muchos me han leído y es por ello que sé que hay mucha gente con quien comparto intereses. ¡Gracias por las visitas! Sólo resta decir:  Si te sientes triste, escribe. Si te sientes alegre, sonríe. Si respiras, ¡Vive!

De este lado del camino - Café Tacvba

De este lado del camino sin buscar ningún destino y aunque el trazo no es muy fino. De este lado del camino. Si mi cara está arrugada y mis manos empolvadas no ha de ser cosa muy rara si mi cara está arrugada. He esperado tanto tiempo, tanto, tanto que ahora que he llegado a mí sólo quiero decir que sí... me amo. Me amo. Un rayito de sol asomó sólo es mi corazón, por eso yo... Si mi amor he regalado, poco y muy mal cobijado. También ha sido descuidado. Si mi amor he regalado, fui sembrando en el camino. Soy, no soy un campesino. Hoy me encuentro agradecido. De este lado del camino. He esperado tanto tiempo, tanto, tanto que ahora que he llegado a mí sólo quiero decir que sí... me amo. Me amo.

Los sollozos - Marceline Desbordes-Valmore

¡El infierno está aquí! El otro no me asusta. Empero, el purgatorio mi corazón disgusta. De él me han hablado mucho y su nombre funesto en mi corazón débil ha encontrado su puesto. Cuando la ola de días va agostando mi flor, el purgatorio veo al perder el color. ¡Si es cierto lo que dicen, es preciso ir allí, Dios de toda existencia, para llegar a ti! Allí habrá que bajar, sin más luna ni luz que el peso del temor y del amor la cruz. Para oír cómo gimen las almas condenadas sin poderles decir “¡Estáis ya perdonadas!” ¡Dolor de los dolores; no poder agotar los sollozos que intentan por doquiera brotar! De noche tropezar en celdas intranquilas que ningún alba tiñe con sus claras pupilas. Ni poder decir al Señor incomprendido: “¡Ay, Salvador de mi alma!, ¿es que aún no has venido?” Me escondo; tengo miedo de tener miedo y frío, como el ave caída teme por su albedrío. A un recuerdo mis brazos vuelvo a abrir tristemente, y mi alma más cercana el purgatorio sie

Encuentro - Villiers de L'Isle Adam

Agitabas tu antorcha oscura. No sospechabas estar muerta. ¡Mi corazón forjó una puerta y tiene una huesa segura! ... ¡No resucitarás nunca!

Esta noche - Stéphane Mallarmé

La sombra amenaza ya con su fatal ley a un viejo afán que mis vértebras ha deshecho; triste por perecer bajo el fúnebre techo sus alas posó en mí. ¡Ay, sala de carey y de ébano, capaz de sobornar a un rey, la Muerte las guirnaldas de gloria ha contrahecho y es mentira tu orgullo para el que satisfecho de fe, vive alejado de la equívoca grey! Sé que en la inmensidad de esta noche, la Tierra arroja un resplandor de misterio que yerra a través de los siglos, cual fúlgido remedio. El idéntico espacio, anulado o crecido, a los testigos fuegos muestra desde su tedio que en un rastro, entre fiestas, un genio se ha encendido.

Renunciamiento - Marceline Desbordes-Valmore

Perdóname, Señor, mi semblante afligido; bajo la feliz frente colocasteis las lágrimas de tus dones, Señor, es el que no he perdido. Don menos codiciado, quizá sea el mejor. Yo ya no he de morir en vínculos de encanto; os los devuelvo todos, ¡ay, adorado Autor para mí sólo tengo la sal que deja el llanto! A los niños flores, a la mujer la sal; para que la limpiéis mi vida he de entregaros, cando esta sal, Señor, lave mi alma, lustral, volvedme el corazón, para siempre adoraros. Toda extrañeza mí del mundo se ha extinguido y se despidió el alma dispuesta ya a volar para alcanzar el fruto, al misterio acogido, que la púdica Muerte sólo ha de cosechar. Señor, con otras madres sé tierno mientras tanto, por la tuya y por lástima de esta pena que ves... Bautizáles los hijos con nuestro amargo llanto y levanta a los míos caídos a tus pies.

Inquietud - Marceline Desbordes-Valmore

¿Qué es, pues lo que me turba y qué es lo que me espera? En el pueblo, me aburro; me apena la ciudad.      Los goces de mi edad no me alivian el tiempo que nunca acelera. No ha mucho, la amistad, la estudiosa virtud, llenaban, sin esfuerzo, mis ocios apacibles. ¿Qué objeto tendrán mis deseos indecibles? Lo ignoro y lo persigo con creciente inquietud. Si para mí la dicha no era la alegría, y hoy, temiendo las lágrimas igual que la locura, si tampoco la encuentro en mi melancolía,               ¿dónde hallar la aventura?

Don del poema - Stéphane Mallarmé

¡Aquí te traigo el hijo de una noche idumea! Desplumada, con su ala que sangra y que negrea en los cristales, de oro y aromas abrasados, en los tristes aún, ¡ay!, vidrios empañados, cayó, sobre la lámpara angélica, la aurora. Cuando de la reliquia se ha hecho portadora para el padre que adversas sonrisas ha ensayado la soledad azul y estéril ha temblado. ¡Ay, acoge la cuna, con tu hija, y la inocencia de vuestros pies helados una horrible nacencia! ¿Con tu voz clavicordios y viola imitarás, y con marchita mano el seno apretarás donde la mujer se ha hecho sibilina blancura para labios que de aire azul quieren hartura?

Una carta de mujer - Marceline Desbordes-Valmore

Te escribo, aunque ya sé que ninguna mujer           debe escribir; lo hago, para que lejos en mi alma puedas leer           cómo al partir. No he de trazar un signo que en ti mejor grabado           no exista ya. De quien se ama, el vocablo cien veces pronunciado           nuevo será. La dicha sea contigo; yo sólo he de esperar,           y aunque distante, yo me siento ir a ti para ver y escuchar           tu paso errante. ¡Jamás la golondrina al cruzar el sendero           pueda apartarte! Será mi fiel cariño que pasará ligero           para rozarte... Tú te vas, como todo se va... Su éxodo emprenden           la luz, la flor; el estío te sigue; las tormentas sorprenden           mi triste amor.. De esperanza y zozobra suspira mientras tanto           el que no ve. Repartámoslo bien; a mí me queda el llanto,           a ti la fe. Yo no quiero que sufras, que está muy arraigado           mi amor por ti. Quien desea dolores para el ser adorado        

Aparición - Stéphane Mallarmé

La luna se afligía. Serafines llorando en la calma, entre flores vaporosas, soñando, en el arco de los dedos, sacaban de sus violas sollozos que rozaban lo azul de sus corolas. - De tu beso primero era bendito día. Gustosa en torturarme mi vaga fantasía se embriagaba discreta con el perfume triste que, aun sin pensar ni dejo, tras cogerle, subsiste en aquel corazón que el ensueño ha cogido. Con la mirada fija en el envejecido pavimento iba... Entonces, en tus rizos luciendo el sol de aquella tarde, apareciste riendo en la calle. Creí ver el sombrero nimbado del hada de mis sueños de niño muy mimado cuando dejaban caer sus manos mal cerradas nieve de blancos ramos de estrellas perfumadas.

Premoniciones - Chetes

Pudo ser mi manera de actuar no saber disimular por tragarme el mundo entero. Pudo ser una fría intuición otra mala decisión entre el caos del universo. Premoniciones vuelven a mí cada vez me pierdo más, me pierdo más. Sólo me hago preguntas y tengo más dudas. Pudo ser que siempre voy contra corriente, oscilando lentamente de manera impredecible, pudo ser... Y premoniciones vuelven a mí cada vez me pierdo más, me pierdo más. Sólo me hago preguntas y tengo más dudas. Sólo me hago preguntas y tengo más dudas. Pudo ser... (x3) Sólo premoniciones inacertadas, premoniciones inacertadas. Pudo ser. Premoniciones inacertadas. Pudo ser. Premoniciones inacertadas. Pudo ser.

Año 2016