La luna se afligía. Serafines llorando
en la calma, entre flores vaporosas, soñando,
en el arco de los dedos, sacaban de sus violas
sollozos que rozaban lo azul de sus corolas.
- De tu beso primero era bendito día.
Gustosa en torturarme mi vaga fantasía
se embriagaba discreta con el perfume triste
que, aun sin pensar ni dejo, tras cogerle, subsiste
en aquel corazón que el ensueño ha cogido.
Con la mirada fija en el envejecido
pavimento iba... Entonces, en tus rizos luciendo
el sol de aquella tarde, apareciste riendo
en la calle. Creí ver el sombrero nimbado
del hada de mis sueños de niño muy mimado
cuando dejaban caer sus manos mal cerradas
nieve de blancos ramos de estrellas perfumadas.
en la calma, entre flores vaporosas, soñando,
en el arco de los dedos, sacaban de sus violas
sollozos que rozaban lo azul de sus corolas.
- De tu beso primero era bendito día.
Gustosa en torturarme mi vaga fantasía
se embriagaba discreta con el perfume triste
que, aun sin pensar ni dejo, tras cogerle, subsiste
en aquel corazón que el ensueño ha cogido.
Con la mirada fija en el envejecido
pavimento iba... Entonces, en tus rizos luciendo
el sol de aquella tarde, apareciste riendo
en la calle. Creí ver el sombrero nimbado
del hada de mis sueños de niño muy mimado
cuando dejaban caer sus manos mal cerradas
nieve de blancos ramos de estrellas perfumadas.
Comentarios
Publicar un comentario