Esa palabra que jamás asoma a tu idioma cantado de preguntas, esa, desfalleciente, que se hiela en el aire de tu voz. sí, como una respiración de flautas contra un aire de vidrio evaporada, ¡mírala, ay, tócala! ¡mírala ahora! ¡mírala, ausente toda de palabra, sin voz, sin eco, sin idioma, exacta, mírala cómo traza en muros de cristal amores de agua!