(Y vuelve el lenguaje a la evasión alegórica
a la metáfora que traslada
como transporte urbano
lo que quería decirse, hacia otra parte.)
Los senderos se bifurcan.
Las frases se bifurcaron.
Las palabras rompieron con su raíz,
volviéndose borboteos, borborigmos, barbarismos.
Aquello que era lo mismo significaba otra cosa,
imponía su poder de opresión,
sus caóticos ídolos de la sangre.
Se escuchaba a lo lejos un estruendo
como truenos
o viejos aviones de combate.
Luego silencio-
la noche sola con sus grillos.
Quedamos vacíos
como alguien despojado de su secreto,
alguien que deambular
en una oscuridad amiga
y se echa a morir en un rincón,
o implora la compasión del Sol-
como el sabio que vomitó todo su saber
y vio a los pajaritos negros
devorarlo.
a la metáfora que traslada
como transporte urbano
lo que quería decirse, hacia otra parte.)
Los senderos se bifurcan.
Las frases se bifurcaron.
Las palabras rompieron con su raíz,
volviéndose borboteos, borborigmos, barbarismos.
Aquello que era lo mismo significaba otra cosa,
imponía su poder de opresión,
sus caóticos ídolos de la sangre.
Se escuchaba a lo lejos un estruendo
como truenos
o viejos aviones de combate.
Luego silencio-
la noche sola con sus grillos.
Quedamos vacíos
como alguien despojado de su secreto,
alguien que deambular
en una oscuridad amiga
y se echa a morir en un rincón,
o implora la compasión del Sol-
como el sabio que vomitó todo su saber
y vio a los pajaritos negros
devorarlo.
Cross, Elsa. Bomarzo. Era, México, 2009.
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