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Horas - Tristan Corbière

Tenga limosna el malandrín,
un hurgón el espadachín;
humille la mala mirada
otra peor. Mi alma no se halla inmaculada.

Soy el orate de Pamplona.
Temo a la luna, hipocritona,
que ríe bajo el negro crespón.
Todo está bajo un apagaluces. ¡Maldición!

Oigo un estruendo de carraca.
La hora suprema se desata.
Caen campanadas fúnebres en la noche a compás.

Escucha más de catorce horas.
Lágrimas son las horas. ¡Lloras
corazón mío! ¡Anda, canta...! No cuentes más.


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