ES TERRIBLE la luz y tu belleza,
ángel guardián, amarga, arrasadora.
Alma y cuerpo me das con tentadora
gracias del Bien. Y claridad, firmeza.
Te deseo y te amo con certeza.
Pero te amo más. Si embriagadora
es tu piel consagrada: vengadora,
quiero mejor tu aliento de pureza.
Amor del ángel en sus brazos fríos.
Cuerpo y alma fundidos con la flama
de esos labios abiertos por los míos.
Ángel valiente que este ser reclames:
Retorna, hijo del cielo, hacia la llama
donde arde mi cuerpo. Y de amor te inflama.
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