S I LÁGRIMA que vuela es tu mirada deja un poco de vuelo en mi pupila para alcanzar la luz que se destila antes de su caída en la hondonada. Y así ver y palpar, como si nada, la estrella que de música cintila o el semblante del hombre donde afila la vida su razón enamorada. Urdir en las entrañas del poema los designios de un mar que se nos quema con el paso sin pie de las pasiones. Y salvar con tus ojos lo vivido que buscaba la voz: estas canciones hechas polvo y aroma del sonido.