Ante la oquedad
Tú para quien el tiempo era ya espacio
Tal vez hayas tenido tu fe inextricable
Tierna y feroz como una exacta armadura
Casi un siglo y de pronto se ha roto
Te restó sólo la edad sumada de mis dos hijos
Imagen de la fugaz que es imperecedero
Se necesitaría el tiempo de los árboles
Mudos y abiertos en su forma única
Amarillento jardín del recuerdo de la infancia
Sin principio ni fin del mismo modo
Amarillentos como todo lo vivido
Y allí ¿qué te esperaba?
¿La pálida voz d tu hija de muerta que te llamaba del fondo del portal?
¿Las ánimas que entre la noche y el día acompañaban tu rosario?
O quizás sólo el silencio que te deja en manos de tu estirpe
Estás aquí todavía
Recuperando el otro olor en la piel de tus nietos
Sobre el oscuro recuerdo de lo que siempre estuvo vivo
Tierno y feroz también como tu fe en el mundo
El paso es lo que cuenta
Ninguna edad es suficiente para cercar el límite
Ahora decisiones sobre ti misma hasta tocar tu fondo
Una tras otra se acumulan las figuras
Tal las plantas recortadas en un geométrico jardín
El silencio de tu voz es solo rumor inagotable
De cuyo murmullo se levanta una fuerte
Cuyo surtidor regresa a los orígenes después de remontarse
Se acallan los recuerdos
Bajo el ardiente sol de un campo enceguecido
Junto al tranquilo mar de colores transparentes
Tu vida es una sola y así se continúa
Acaso fue el amor tu verdadero signo
No el grito que se levanta y muere
Sino el silencio tapado de un aljibe
Vivo en su quietud como la noche
Te quedan los testigos
Ellos atesoran tu paciente espera
Huerta murmurante cielo abierto y la alta alcoba
Donde alguna vez fuiste tú misma
Quizás él lo supo contigo
Nada sabemos de ti ni antes ni ahora
Nos sobrepasamos en tu propio vuelo
Tu vida es una sola línea recta enjuta y rica
Como la planta de tu tierra
En fin entonces es florecimiento
Esperándolo te fortaleciste de tal modo que todo comienza
Tu apartarte deja una imborrable cicatriz en el suelo
Las figuras se dispersan y vuelven a juntarse
Es siempre una y otra vez el mismo juego
Deseo y deber tienen la misma sílaba
Y tú sólo supiste conjugarlos
Para el secreto ¿no vas a reverlarlo?
Tu respuesta llega demasiado lejos
En su altivo estar nos sobrepasa
Y al final es otra vez silencio humilde
Tal vez tenemos que aprender a estar callados
Lo abierto en verdad es el silencio
Pero en ti era una voz
Y ahora se levanta y canta
Canta al mundo de todo lo vivido
Tu oscuridad es una luz ardiente
Apenas se levanta pero por eso dura
Lugares que son paso se aquietan a tu sombra
Tocan a rebato
Como las campanas tu permanencia se extiende por la tarde
Inmovilidad se las palmeras reales
Erectas columnas de un templo destruido
Cuyo recuerdo desafía al tiempo
Sobre el que siempre tu espera era un estar
Al cortar la muerte se para pero no destruye
Es un hilo que nos ata a un otro espacio
A la sombra de los árboles frutales
El tiempo detenido te continúa
No hay que decir más
Para no turbar la voz de tu reposo
Tú para quien el tiempo era ya espacio
Tal vez hayas tenido tu fe inextricable
Tierna y feroz como una exacta armadura
Casi un siglo y de pronto se ha roto
Te restó sólo la edad sumada de mis dos hijos
Imagen de la fugaz que es imperecedero
Se necesitaría el tiempo de los árboles
Mudos y abiertos en su forma única
Amarillento jardín del recuerdo de la infancia
Sin principio ni fin del mismo modo
Amarillentos como todo lo vivido
Y allí ¿qué te esperaba?
¿La pálida voz d tu hija de muerta que te llamaba del fondo del portal?
¿Las ánimas que entre la noche y el día acompañaban tu rosario?
O quizás sólo el silencio que te deja en manos de tu estirpe
Estás aquí todavía
Recuperando el otro olor en la piel de tus nietos
Sobre el oscuro recuerdo de lo que siempre estuvo vivo
Tierno y feroz también como tu fe en el mundo
El paso es lo que cuenta
Ninguna edad es suficiente para cercar el límite
Ahora decisiones sobre ti misma hasta tocar tu fondo
Una tras otra se acumulan las figuras
Tal las plantas recortadas en un geométrico jardín
El silencio de tu voz es solo rumor inagotable
De cuyo murmullo se levanta una fuerte
Cuyo surtidor regresa a los orígenes después de remontarse
Se acallan los recuerdos
Bajo el ardiente sol de un campo enceguecido
Junto al tranquilo mar de colores transparentes
Tu vida es una sola y así se continúa
Acaso fue el amor tu verdadero signo
No el grito que se levanta y muere
Sino el silencio tapado de un aljibe
Vivo en su quietud como la noche
Te quedan los testigos
Ellos atesoran tu paciente espera
Huerta murmurante cielo abierto y la alta alcoba
Donde alguna vez fuiste tú misma
Quizás él lo supo contigo
Nada sabemos de ti ni antes ni ahora
Nos sobrepasamos en tu propio vuelo
Tu vida es una sola línea recta enjuta y rica
Como la planta de tu tierra
En fin entonces es florecimiento
Esperándolo te fortaleciste de tal modo que todo comienza
Tu apartarte deja una imborrable cicatriz en el suelo
Las figuras se dispersan y vuelven a juntarse
Es siempre una y otra vez el mismo juego
Deseo y deber tienen la misma sílaba
Y tú sólo supiste conjugarlos
Para el secreto ¿no vas a reverlarlo?
Tu respuesta llega demasiado lejos
En su altivo estar nos sobrepasa
Y al final es otra vez silencio humilde
Tal vez tenemos que aprender a estar callados
Lo abierto en verdad es el silencio
Pero en ti era una voz
Y ahora se levanta y canta
Canta al mundo de todo lo vivido
Tu oscuridad es una luz ardiente
Apenas se levanta pero por eso dura
Lugares que son paso se aquietan a tu sombra
Tocan a rebato
Como las campanas tu permanencia se extiende por la tarde
Inmovilidad se las palmeras reales
Erectas columnas de un templo destruido
Cuyo recuerdo desafía al tiempo
Sobre el que siempre tu espera era un estar
Al cortar la muerte se para pero no destruye
Es un hilo que nos ata a un otro espacio
A la sombra de los árboles frutales
El tiempo detenido te continúa
No hay que decir más
Para no turbar la voz de tu reposo
Enero de 1969
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