Las hermosas ventanas abiertas y cerradas
Colgadas de los labios del día
Las hermosas ventanas envueltas
Las hermosas ventanas de cabellos de fuego en
La negra noche
Las hermosas ventanas de los gritos de alarma
Y de besos
Arriba y debajo de mí detrás de mí hay
Menos que en mí
Hacen un solo cristal azul como un trigal
Un diamante divisible en otros y bastantes
Para sumergir a todos los bengalíes
Y las estaciones que ya no son cuatro pero
Quince o dieciseis
En mí y entre ellas aquella donde el metal
Florece
Aquélla cuya sonrisa es menor que un encaje
Aquélla donde le rocío vespertino une las
Mujeres y las piedras
Las estaciones luminosas como el interior de
Una manzana de la que se cortó un trozo
O bien como un barrio excéntrico habitado
Por seres que están de acuerdo con el viento
O también como el viento del espíritu que la
Noche llena de pájaros son límites los
Caballos con collares de álgebra
Taducción: Alberto de Olveira
Colgadas de los labios del día
Las hermosas ventanas envueltas
Las hermosas ventanas de cabellos de fuego en
La negra noche
Las hermosas ventanas de los gritos de alarma
Y de besos
Arriba y debajo de mí detrás de mí hay
Menos que en mí
Hacen un solo cristal azul como un trigal
Un diamante divisible en otros y bastantes
Para sumergir a todos los bengalíes
Y las estaciones que ya no son cuatro pero
Quince o dieciseis
En mí y entre ellas aquella donde el metal
Florece
Aquélla cuya sonrisa es menor que un encaje
Aquélla donde le rocío vespertino une las
Mujeres y las piedras
Las estaciones luminosas como el interior de
Una manzana de la que se cortó un trozo
O bien como un barrio excéntrico habitado
Por seres que están de acuerdo con el viento
O también como el viento del espíritu que la
Noche llena de pájaros son límites los
Caballos con collares de álgebra
Taducción: Alberto de Olveira
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