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Interrogantes sobre la difusión del libro - Gabriel Zaid

1. El libro ¿Es un medio masivo?

La comparación de lo libros con los medios de comunicación masiva se entiende porque algunos llegan a vender millones de ejemplares; porque se dirigen a un público anónimo a través de un producto industrial que reproduce y multiplica señales (...) Pero hay que distinguir.

Las redes postales, telegráficas, telefónicas y de correo electrónico, aunque sean masivas, son ante todo la comunicación directa entre dos corresponsables. En cambio, los libros orales como la Iliada y la Odisea, los libros manuscritos o impresos, son algo muy distinto, antecedente de los medios de difusión masiva: envían señales desde un centro al público.

(...)

El libro no es realmente un medio masivo, aunque puede serlo, sin especial ventaja social. Hay ventaja social en que todos compartamos un mínimo de lecturas comunes, especialmente la lectura de clásicos, en beneficio de la conversación.

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3. ¿ Cuáles masas no leen?

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El problema del libro no está ne los millones de pobres que apenas saben leer y escribir, sino en los millones de universitarios que no quieren leer, sino escribir.

Lo cual implica (porque la lectura se hace vicio, como fumar) que nunca le han dado el golpe a la lectura: que nunca han llegado a saber lo que es leer.

(...)

Y los pocos que leen libros, porque tuvieron la suerte de tratar personalmente a unos pocos maestros que sí leían, y que en esos minutos después de terminar la clase, o en el café, hicieron, fuera de horas, lo que debería ser el centro de las horas universitarias ; esos pocos que sí leen libros y que llegaron a leer hasta un libro diario (...) con una voracidad indigesta de la cual luego suelen avergonzarse, sin darse cuenta de que gracias a esa practica aprendieron a leer, porque leyendo a esa velocidad es como se aprende a ver totalidades de golpe; eso pocos que sí leen libros, son tan pocos, que la mayoría de los libros vende muy pocos ejemplares (...) La gran barrera a la difusión del libro está en las masas de privilegiados que fueron a la universidad y no aprendieron a leer un libro, a pesar de que existe un manual excelente (Mortimer Adler, Cómo leer un libro).

(...)


Leer es difícil, quita tiempo a la carrera y no permite ganar puntos más que en la bibliografía citable. Publicar sirve para hacer méritos. Leer no sirve para nada: es un vicio, una felicidad.

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