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Canción de la muerte enamorada - José Antonio Nachón



Alguien llamó a mi puerta de madrugada.
Era la vida vacía, el vivir por nada.
“Sigue de largo” —le dije—, “aquí no entras,
que aquí sólo entra la muerte enamorada,


que aquí sólo entran las penas,
que aquí sólo entran las ansias,
que aquí sólo entra la rabia,
y a veces, muy raras veces,
la dicha entra”.


Alguien llamó a mi puerta al caer el alba.
Era la muerte vacía, el morir por nada.
“Sigue de largo” —le dije—, “aquí no entras,
que aquí sólo entra la vida enamorada,
enamorada”.


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