Ir al contenido principal

Letanías del atardecer - José Vasconcelos

   No se muere solo. Sería muy incómodo morirse solo, ser solo, no tener liga alguna con el resto de la creación. Pues es mucha carga ser pura flaqueza y todavía tener que preocuparse por los demás, tener que dolernos de los que amamos; dolernos de que los dejamos igual que a todo mortal: desamparados. Pues es la tragedia máxima saberse uno mismo desamparado y todavía insistir en otorgar nuestro amparo al hijo, al hermano, al padre, a la desconocida que una vez nos sonrío al pasar y no tuvo tiempo de decirnos su secreto; pero buscó en nuestros ojos una luz que no podíamos darle porque tampoco sabemos el secreto. ¡Nos falta la llave del misterio que no se manifiesta!

Comentarios