¿Por qué permites que la muerte, la separación, la ausencia, conviertan en castigo el amor que podemos en las criaturas de nuestra sangre? Ellas están más cerca de nosotros y necesitan de nuestro amor, que tú no necesitas porque eres Todopoderoso y estás distante. ¿Por qué permites que el destino nos disperse?
A ti nunca llegaremos a alcanzarte si tu gracia no desciende a nosotros; pero ellas ya son nuestras, ya eran nuestras y ahora jamás volverán a juntarse con nosotros.
Cuando tú llegues, ¿qué hallarás de nosotros sino ruinas? ¡Salva, Señor, a todos los que nos diste de compañeros en el tránsito: hijos o padres, es lo mismo!
De nuestra desesperación, sálvanos, Señor, y apiádate de todos.
Comentarios
Publicar un comentario