Hay un diablo que me castiga poniéndome en ridículo. El me dicta todo lo que escribo. Y mi pobre alma cancelada está ahogándose bajo el aluvión de las estrofas.
Sé muy bien que llevando una vida un poco más higiénica y racional podrá llegar en buen estado al siglo venidero. Donde una poesía nueva está aguardando a los que logren salvarse de este desastroso siglo XlX. Pero me siento condenado a repetirme y a repetir a los demás.
Arreola, Juan José. Confabulario. Planeta-CONACULTA, México, pág.53
Comentarios
Publicar un comentario