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LXXX - El deseo de la nada - Baudelaire

¡Triste espíritu mío, otro tiempo esforzado,
la esperanza que entonces espoleó tu ardor,
ya cabalgar no quiere! Te rindes sin pudor,
como caballo viejo que en todo ha tropezado.


¡Resígnate, alma mía; duerme un sueño pesado!


Para ti ya no importa, antiguo luchador,
ni el amor, ni el combate. ¡Has sido derrotado!
¡Adiós, cantos de cobre, y pífano encantado!
Placeres, no tenéis a un alma sin calor.


¡Para mí, primavera ha perdido su olor!


Y el tiempo me devora, poco a poco, la vida,
como la nieve inmensa a un cuerpo entumecido;
desde lo alto contemplo todo el mundo extendido,
sin poder encontrar para mí una guarida.


Avalancha, ¿me quieres llevar en tu caída?

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